Regresé de Querétaro a las puras dos de la tarde. Ella iba bajando las escaleras con la muchachita que la estaba cuidando ese día, un Domingo muy soleado hacia finales de Septiembre. Le dije que nomás me bañaba y las alcanzaba en El Pollo Azul, que era a donde usualmente la tía iba a comer.
Cuando llegué al restaurant ya les estaban sirviendo pozole de pollo, que se veía muy sabroso, pero pedí una ensalada de espinacas, porque la noche anterior había cenado fritangas ya muy tarde, después de haber andado rondando las cantinas del centro de Querétaro con mi amigo el Tiburcio.
Después de comer, acompañé a mi tía a su casa y luego me fui caminando por Insurgentes Sur hasta llegar a Galerías Insurgentes, que es uno de los lugares en esa zona a donde me gusta meterme a matar tiempo. Todavía tengo una lamparita "Mini Mag Lite" que compré ahi en 1999 y que cargo a diario.
Contrario a los pronósticos de la muchachita de mi tía, empezó a llover cuando salía de la tienda Liverpool. Bajé a la estación del Metro Insurgentes Sur de la nueva y controversial Línea 12 para conocerla. Buy bonita y elegante, toda de mármol gris. Poca gente dentro. De ahi me fui a Mixcoac para llegar a Barranca del Muerto. Llegué empapado a la casa de mi tía.
Según yo iba a descansar un rato para luego volver a salir. Serían las seis de la tarde. Pero me quedé profundamente dormido oyendo la lluvia y los truenos, y no desperté si no hasta las dos de la mañana. Leí hasta que me ganó el sueño otra vez.
En la mañana muy temprano salí a caminar por Revolución en dirección hacia Patriotismo. Había puestos para desayunar en la banquetas. Jugo de naranja, atole, bolillos con tamal, tortas, etc. Me metí a Aurrerá a comprar pan dulce. Le llamé a la muchachita para preguntarle qué pieza le podía llevar, y me dijo que una concha café. Llevé otra concha blanca, unas orejas, y una pieza de pan de muerto, misma que la tía y yo nos dividimos.
Estábamos de vacaciones en Acapulco cuando yo tendría como seis años. La tía me mandó con un encargo a la casa que estaba cerro abajo, pero me congelé y nunca me atreví a cruzar la calle por timidez. Al poco rato salió la tía y me encontró sentado en el jardín, ja ja. "qué pasó?".
Un par de años después, nos fuimos de Mexicali al D.F. en la flamante camioneta Buick Special 1964. Llegamos ya de noche al departamento de mi tío en Reforma 27, y la tía, su hermana, estaba sentada en la sala rodeada de familiares. Lucía un vestido negro y tacones, collar de perlas, y tenía un highball en la mano. Siempre le gustó el escocés.
Si vi a la tía en los diez años siguientes, no me acuerdo. Ah! como no: Septiembre de 1967. Convalecía yo de una hepatitis que me había tenido postrado todo ese verano y me mandaron a descansar a la casa de mi abuela en Cuernavaca. Luego pasé unos días con los primos Bishop en Barranca del Muerto, y un Sábado nos llevó la tía en su Peugeot a las pirámides.
En 1973 viví algunos meses en la casa de mi abuela y la tía bajaba del D.F. con frecuencia a sacarla a comer, y yo ahi iba de colado. Recuerdo desayunos dominicales en el jardín de Las Mañanitas, con flamingos paseándose entre el verdor. La tía tenía mas de 20 sobrinos y yo no era ni con mucho uno de sus favoritos, pero me aceptaba. Digo porque a algunos después no los dejaría ni entrar a su casa.
La he de haber visto de pasadita en los años siguientes, pero que me acuerde bien, no fue si no hasta Mayo de 1989 que me brindó hospitalidad en su piso de San José Insurgentes. Ella tuvo que salir de la ciudad, pero me dejó con las llaves y ahi pasé un par de noches.
Diez años después la visitamos mi hija, mi segunda esposa y yo. Fuimos todos a cenar a Sanborns con mi tío, que vivía enseguida de con ella. A los pocos días organizó el tío unas hamburguesas en el jardín, con cerveza y vino. La pasamos muy contentos en familia. Existen fotos.
Visité a la tía en 2005, 2006, 2011, y en 2012, que fue cuando se cayó subiendo las escaleras. Se puso feo golpe en la cabeza. La fui a ver a la Cruz Roja de Polanco. Ahí estaban Jose Esteban -- otro sobrino-- y la señora Gloria, una amiga. No me reconoció la tía. Me confundió con Jose Esteban. Solo dejaban entrar a una persona a la vez, asi que salí y le dije a Jose Esteban que la tía quería verlo.
Ya para cuando desayunábamos con pan de muerto en Septiembre de 2014 la tía estaba muy ida. No se acordaba de mi nombre a veces. No se acordaba de que lo que siempre comía en el Pollo Azul era el pozole. Por eso no se enfadaba de pedirlo.
Después de desayunar, me fui caminando a San Angel. Había un Internet ahi con señoritas muy serviciales. Es que quería imprimir unas fotos de la Iglesia de la Virgen del Sagrado Corazón, en la esquina de Ayuntamiento y Dolores allá por el Mercado de San Juan, que la tía me había dicho era a donde a mi abuelo le gustaba entrar a veces, cuando no había misa.
Regresé a con mi tía al mediodía y estaba ella sentada en la cocina tomándose un whiskito. Ya no estaba la muchachita, ahora estaba una señora grande cuidándola. Pues hombre, había que celebrar, quien sabe si nos volveríamos a ver, así que saqué de la alacena una botellita de mezcal que tenía yo guardada. Ya nadamás le quedaban dos o tres traguitos. Estuvimos ahi una media hora. Luego le di un beso en el cachete, me paré, saqué mi maleta y me fui.
Murió la tía a los dos meses, tranquila en su cama. Ya no me tocó verla.
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