domingo, 8 de noviembre de 2015

TAXI !!

It was midnight. Mazcorro Cab pulled up next to me in the empty parking lot of the I.G.A. market and asked how I was doing.

"It's dead", I said.

"Yeah. Ever since Über came along -- ((( riiiing! ))) -- Got a call. Got to go. Luck"

And there went Mazcorro Cab. Good guy, Mazcorro. I've known him for about fifteen years. We used to be neighbors in the Colonia Postal neighborhood. A cold chill went down my back at the thought of being left without income because of bloody Über. But it's the way of the world, aint it. Things come and things go.

In the meantime we struggle on in diminished circumstances. I got a call at Plaza Burrito going to Taco Towers and it's a young woman named Catherine. She tries to open the front passenger door, but I keep it locked. Don't want nobugger sitting next to me unless absolutely necessary. I tell her to sit in the back. I got all my stuff spread across the front seat. Thought she'd get the visual message. Apparently not.

"Are you the same guy?" -- she asks -- "you must be, cos you're not letting me sit up front. You must be mad at me"

"What same guy. I just got here"

"I'm so sorry I made you wait. I was paying my bill at the Red Robin. I'm sorry"

"Sweetheart, I just got here"

"Are you sure?"

"As sure as eggs is eggs. I'm no little boy -- mommy, I don't know, I' not sure -- I'M SIXTY YEARS OLD, OF COURSE  I'M SURE"  ( young people have the annoying habit of asking 'are you sure?' without thinking. Kind of a reflex question. Or they'll say, 'are you serious?', which makes me want to strangle them )

"You're angry now..."

"I'M NOT F .. I'm not angry"

"Why are you shouting. I said I was sorry"

It went on and on like that. She wouldn't let it go, she wouldn't shut up. Meanwhile I'm trying to get on the rush-hour freeway... I'm one o' dem as can't walk and chew gum at the same time. Can only concentrate on one thing. This girl looked allright. Decent clothes. Not ugly. But she had terrrrible body odor, as if from a thousand unwashed armpits, which I've come to learn is a sign of mental illness. I beg your pardon; of "behavioral issues". She was fuckin nuts and she was driving ME nuts too, in other words.

She never did believe I was not that other driver she had made to wait, but she DID pay her fare, bottom line. Tipped me three bucks and all.

A fellow driver has died. José was his name. He was about seventy years old. Friday he went home saying he didn't feel well. Sunday morning he was dead. I spoke to him maybe a month ago, when I gave him a ride from the Red Cab office to the Iris Trolley station. I asked him about his Social Security, and he said he couldn't afford to retire because he hadn't accumulated enough points. I seem to recall we talked about God a little bit. Twenty years ago he used to work the gasoline pumps at the Yellow Cab garage downtown. Later he came to drive for Red Cab.When we had radio dispatching we could hear him, always giving the dispatcher some kind of comedic aggravation. I mean to say; we couldn't actually hear him, but we could infer what was going on from the dispatcher's reaction to whatever José was saying. Cranky old guy, but fun to listen to. Or to not listen to. Rest in peace, don José.

Talking about old guys, lately there's been an old beat-up stretch limo parked in the parking lot where I make my office. Says "VIP Limos Inc" on the back widow. The driver looks to be about eighty years old, and is always nattily attired in a dark suit, shirt and tie, and two-tone shoes. Has to use one of those aluminum walkers to get around.  Goes in the I.G.A. a lot. Or he'll sit at the counter in Denny's and watch people as they come in. I go in there often, for coffee or iced tea, and to use the rest-room. I have never actually seen him pick up, or have passengers on board. I am somewhat intrigued. He came out of nowhere, and now he's here. A mystery.

"Taxi!"

"What"

"Can you help me out with some spare change?"

"No"

( a little while later ... )

"Hey taxi!"

"Yes"

"Drive us to the 24th Street trolley?"

"Sure. Hop in"

I'm getting off the freeway at 24th Street when the guy says

"No, no. Get off"

"I AM getting off"

"No, I mean, go left"

"What?"

"Go left, go left, get off. Stay on the freeway!"

I'm all discombobulated. What's this guy want me to do? Reason I'd rather just deal with people I know and trust. Too many crazies out there. I mean, Ponytail Dave, he drinks. Can get ornery at times. But he pays cash on the barrel-head every time, tips handsomely, and no questions asked. As it turned out the guy going to 24th Street did pay. He just had a little trouble deciding he wanted to go to the Euclid Trolley station instead.





















lunes, 2 de noviembre de 2015

Ajos y cebollas, rayos y centellas

Estoy leyendo una colección de las columnas que Arturo Pérez-Reverte escribió en plan desmadre para El Semanal de Madrid entre 2001 y 2005. "No Me Cogeréis Vivo", se llama. Usa mucho caló gachupín que batallo para descifrar. Ya vi que "tomar por saco" significa más o menos "irse a la chingada". Que "lo que se tercie" quiere decir "lo que se dé". Varias otras frases y palabras ya voy entendiendo. Usa mucho el calificativo "cutre" , que puede significar vulgar, tacaño, de mala calidad, descuidado. O como decimos aqui, "chafa" ( lo cual es un pochismo, porque se deriva del inglés "chaff " = "desperdicio". Mas adelantito me voy a contradecir BIEN gacho...) O un"cantamañanas"; es alguien que se compromete a hacer cosas que es incapaz de realizar, por ejemplo el político de tu predilección. O "que te rulas" = que te ruedas de la risa. O "cenutrio" = pendejo. Hay otra, el verbo "endiñar", pero suena muy feo y no la voy a investigar.

El señor Reverte escribe con frecuencia sobre cosas que detesta de este nuestro mundo de hoy. La falta de educación, la descortesía, y así. Gente con el gorro puesto sentada en un restaurante. Automovilistas con las bocinas del estéreo bramando hasta ensordecer. Le repatea ver a hombres vistiendo "shorts" en cualquier lugar que no sea la playa o la alberca. Dice que vió a un tipo caminando por la Gran Vía de Madrid en chanclas, traje de baño y nadamás, rascándose las pelotas. Le dieron ganas de romperle la cara. Yo uso pantalón corto todo el verano, pero es la usanza aqui en Kalifas.

Otra de las mismas: está Reverte esperando subirse a un avión cuando mira otro palurdo con sus patas peludas a la intemperie. Hijodeputa - se dice - con mi suerte ese cretino me toca de junto. Dicho y hecho.  De puro coraje le hinca el codo en el costado las veces que puede; perdón, perdón, es que están muy estrechos los asientos, y le derrama su botellita de agua accidentalmente en la horcajadura. Preocupándose por que si se cae el avión lo último que verá serán unas patas peludas.

Le vengo dando vueltas al libro este. Especialmente porque tengo sentimientos afines con los del el autor en lo que respecta a la política. Insatisfecho con la izquierda y con la derecha ambas. Aborrezco lo socialmente correcto y el hipócrita "buen rollito", como llama él a...ja ja ja, no sé exactamente pero me imagino: las empresas que se anuncian como "verdes", preocupadas por el bienestar de la humanidad y del planeta, por ejemplo. El buen rollito, la mala leche, tus muertos más frescos y hay que joderse. Ah! y para qué te digo que sí, si no.O para qué te digo que no, si sí. Esta última suena muy mexicana. Seguro la recogió cuando anduvo investigando La Reina del Sur por acá.

Detestamos también a los que viven y lucran del no llamar a las cosas por su nombre. Me están cambiando el léxico, los hijos de su rechingada madre... "Fuerzas de Paz" en substitución de "Fuerzas Armadas", por ejemplo. O las feministas imponiendo su término "violencia de género" en lugar de "violencia doméstica". Nos explica Reverte que sus compas los don Ramones de la Real Academia Española están escandalizados por lo de "género". Que es un "gÜirismo". Del "gÜiri", que es el idioma inglés. Como cuando llega aqui un pendejo de San Diego State University y se pone a preguntar si "estamos en la misma página". YA sabes qué puedes hacer con tu pinchi página, tarado.

Quizás estos sentimientos sean endémicos entre los sesentones como yo comprendo, auque no dejen de ser subjetivos. Me imagino a un viejito en 1915 echando ajos y cebollas porque ya pocos hablaban como se usaba en 1860. Que pensaría este viejito del lenguaje de hoy?

Ya había leído este libro hará cosa de cinco años, cuando me entró la fiebre por Pérez-Reverte y saqué todos los libros que la biblioteca de Chula Vista le tenía. Los del Capitán Alatriste, Cabo Trafalgar, La Carta Esférica, El Maestro de Esgrima, La Reina del Sur, y otros. Noto que ahi siguen teniendo los mismos libros y nadamás. Luego fui a Sevilla y me hice de su entonces nuevo El Asedio, que trata sobre el sitio que en 1809  pusieron los franceses al puerto de Cádiz, que también visité. Por ahi anduvimos camine y camine mi hija y yo. Leyendo a Pérez-Reverte fue que me entusiasmé por ir a España.

En otra columna lamenta que a los sevillanos no les ha interesado hacer de Sevilla una capital europea de la cultura, habiendo tanto con qué. Que más se preocupan por la procesión de la Macarena, los muy provincianos.

Luego habla de estar atrapado haciendo fila en el aeropuerto de Málaga, con un bebito en los brazos de una doña atrás de él, y la espalda desnuda de una gorda enfrente, que trae un chichero puesto nadamás. El bebito empuña una dona de chocolate. La gorda ostenta el tatuaje de un cristo en el omóplato izquierdo. La cola estira y afloja, y Reverte tiene miedo de que en un empujón el bebé le vaya a restregar chocolate en el cuello de la camisa, o que vaya a dar de cara con la espalda de la gorda. El tatuaje del cristo parece mirarlo, ceñudo, cada vez que se le acerca sin querer. Claro que ambas cosas suceden, faltaba más. La cola lo empuja justo cuando la gorda se agacha; él  la tumba y cae encima de ella. El cristo lo mira colérico. Y el niño le embarra el cuello con la dona.

Tiene Perez-Reverte otras dos colecciones como esta. Me gustaría leer de cuando se ganaba el pan como corresponsal de guerra. Aqui hace alusión someramente a cuando estuvo en Yugoslavia en 1990. Después de eso se ha dedicado de lleno a la novela. Que ya lleva varias nuevas que le desconozco. Habría que darme otra vueltecita por las Españas...




lunes, 26 de octubre de 2015

Found this book,

by a guy used to write for The New Yorker about bums and assorted oddities in the Bowery NYC circa 1938-1950. I am always reading about bums as if they were something to admire. I earn very little but my job allows me all the time in the world to read. Always have been an avid reader. Once, when I was ten my dad caught me reading by the light of the moon. Smacked me upside the head, and told me I was ruining my eyesight.

Up In The Old Hotel is a collection of articles. Each one a separate story focusing on a specific character. Like the Jewish lady who converted to catholicism and used to own along with her sisters a run-down movie theatre where poor people went to have a warm snooze. Some of them actually watched what was playing on the screen. She used to work the ticket booth when bored. About forty, she smoked three and-a-half packs of Luckies a day and consequently had a voice like a foghorn. SHUT THE FUCK UP! she'd holler, if the ticket line got unruly .

Miss Shapiro was her name. She wore bright red lipstick and chipped red nail varnish. She had a heart of gold, and after the theatre closed for the night she would go handing out nickels and dimes to people sleeping in doorways and under bridges. Every Sunday she would attend mass at a little church in Chinatown. The monsignor would sometimes stop by her ticket booth for a chat.

There is a tale here about a bearded lady. Another about a child prodigy. Then there is the saga of Captain Charlie's Museum for Intelligent People ( if my brother Kilo would charge 25 cents admission to his pack-rat apartment, he could be another Captain Charlie ) but the centerpiece of all these stories is the one about McSorley's Old Alehouse, a wondrous old saloon which motto was "Good Ale, Raw Onions and No Ladies". Old McSorley believed a man could not enjoy a quiet glass of beer if women were present. Makes sense. Most bar-room fights originate over some woman. Beware the damsel in distress. McSorley's continues to do business to this day, although they had to start serving the fairer sex because of a city ordinance in 1970.

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McSorley liked to keep the lights dimmed to further relax the atmosphere, and in the icy cold of a November evening old geezers would warm their pewter tankards atop the wood stove. There was a free lunch of bread, cheese, and raw onions. Sometimes street urchins would sneak in and make off with a handful of bread and cheese, while Old McSorley looked on benignly. You could also order a burger from the cook. It only cost a dime in 1939.

If I could turn back the clock I would go there. This world is increasingly impossible for me. There's nothing here that I like. Young people irritate me particularly. They are all zombies of the hand-held device and I feel to be a figment of their imagination sometimes. Anyway I don't want them in my proximity. Not unless they're family or friends.

Which reminds me of another story in the book, one about a wonderful wino named, I forget the name. Let's call him Fledge. Fledge came from moneyed people in Boston, had a normal childhood and everything else. Went to Harvard and graduated Magna Cum Difficultum, in his own words. After graduation he spent the next fifteen years or so lolling about the house until his mother asked him what, if anything, was he planning on doing with the rest of his life?

He said mom, I plan to wander and ponder. Upon which his sainted mother told him to go wander and ponder some place else, as she was sick of seeing his face. So he went up to his uncle's farm in Canada where he proceeded to do just what he'd threatened. Until his uncle kicked him out also.

Fledge then gravitated to New York City where he found a job as assistant editor of the crime section of the NY Post but he only lasted a week, and then he wrote reviews freelance for the entertainment section, but he quit even that to devote himself wholly to writing his magnum opus, "Fledge's Oral History Of The World", based on his interviews with derelicts, petty thieves, old men feeding pigeons in the park and such. Fledge was getting a bit long in the tooth by then.

His money ran out, so he started sleeping where he could; railway stations, park benches. But he kept writing. Throughout forty years he accumulated 250  notebooks with his scribblings of "The Oral History", No publisher could decipher the manuscript, let alone publish it. Here and there noted literati praised Fledge in print, notably e.e. cummins, and the other guy, the Hemingway specialist....can't remember his name. I used to own a book of his about  the golden age of, of, the golden age of th' other writer fella drank himself to death. Had a wife named Zelda.

You know, just by turning 60 I've become a veritable authority on many subjects. I have forgotten more than I'll ever know. But Fledge, Fledge became a fixture around Greenwich Village; he'd get himself invited to bohemian parties where he would embarass himself by proposing to women half his age while imitating a seagull. And him a balding old scarecrow with protruding eyes, a shabby suit of clothes, and holes in the soles of his shoes. Those Greenwich Village bohos must have thought of him as their pet buffoon..

Then as now, it was modern times. Every store filled with the latest inventions, gimcracks and consumer products. Fledge despised anything new. The newest thing at the time was the radio, and of course he loathed the idiot babble that radio produced. The world used to be a quiet, tranquil place before radio came along. I shudder to think what he would have made of today's nasty, noisy planet earth and its rude inhabitants. Unless you find yourself by a remote lake in deepest Alaska. Or somewhere like that.

One day his mommy died and he inherited $1000. Didn't last him but a month. Every day he would go to McSorley's and buy beers all around. He'd give rolls of bills to bums in the street. Lastly he bought a brand-new $50 radio, walked out the store with it, jumped up and SMASH!-ed  it on the sidewalk splinters and fragments flying. That was the 1000 bucks gone.

There's a whole chapter in the book about the fish market, and about clam boat captains in particular. Tales from the bottom of the harbor. The author became an expert on all varieties of clams and expounds on their nutritional properties at length.

There's much, much more to Up In The Old Hotel.  I barely touch on a portion of it  I have enjoyed it so much I haven't finished reading it. Saving it for later. It is a long and satisfying 715 pages.

As a sad corollary, Joseph Mitchell developed writer's block and did not publish anything the last three decades of his life, although he continued to show up at The New Yorker every day. He would lock himself in his office for eight hours and nobody would hear the typewriter a-clack-clack-clacking. He'd just sit there, staring at the corner of the ceiling where a little spider lived.










lunes, 5 de octubre de 2015

Mi última novia

NO me vuelvo a enamorar totalmente. Para qué? estar enamorado es casi puro sufrir...los momentos de placer se pagan al contado con intereses exorbitantes. Tuve una noviecita. Lulu Larrú, se hacía llamar. Su nombre verdadero era Maria Luisa González Ochoa. Ella vivía en otra ciudad. Las más de las veces que nos vimos ella vino a mi ciudad. Yo fui a la suya en un par de ocasiones . Ella había vivido aqui algún tiempo y le gustaba, especialmente porque el clima es mas llevadero y porque se dan muchos mas eventos culturales que allá en su pueblo. Hasta eso que ella siempre buscaba ampliar sus horizontes culturales.

Cierta vez fuimos a la Casa de La Cultura a ver lo que fuera; que resultó ser una maestra pianista emérita de la Universidad de Xalapa. Llegamos temprano, a tiempo para ver a la profa entrar al escenario vestida de calle para probar el piano y  practicar un poco. Soltarse los dedos. Tocó divinamente durante diez minutos pedacitos de Chopin y de Rachmaninoff, creo. Luego se ausentó un rato, y a las tantas comenzó la noche formalmente:

Se corrió el telón y regresó la pianista vestida de noche. Se arropó con la noche de pi a pa, papá. Tacón alto de charol negro, destellos dorados y toda la cosa. Después de los aplausos de bienvenida, no tocaría ni diez minutos. Empezó a fallar, se le atoraban los deditos. Recomenzaba. Nosotros con la boca abierta. Con un último y rotundo discorde, fastidiada, la maestra se levantó y abandonó el escenario.Ya no regresaría. A lo mejor fue por el gÜiri-gÜiri del público y los teléfonos que sonaban. Bueno.Vamos a cenar, no?

Lulu Larrú me llevó a una cenaduría por la Avenida Mutualismo donde, dijo, conocía a la dueña. Efectivamente la dueña, una rubia jamona, presidía desde la caja a la entrada del restorán. No le hizo mucha fiesta a la Lulu cuando entramos. Se besaron el cachete y punto. Una mesera nos siguió atendiendo.Yo pues cortés y equidistante con la dueña. No me gusta comer de gratis ni con descuento.

Recuerdo la primera vez que fui a recoger a Lulu al aeropuerto. Estaba sentada en la sala de desembarco vestida de morado. No se parecía mucho a sus fotos. Así son los encuentros arreglados a distancia. Fuimos a cenar a un restaurant chino. Luego a dejar su maleta a mi casa, y luego a Café Rock, a ver algunos grupos musicales. Terminamos la velada en un Sanborns escuchando a un mono y su teclado de complacencias. José José y Juan Gabriel. Armando Manzanero.

Simpatiquísima era Lulu Larrú. El alma de cualquier reunión. Protagonista y Primera Actriz de cualquier tertulia. Como había pertenecido muchos años a la Iglesia Adventista se sabía muchos pasajes de la Biblia al dedillo, aunque cuando la conocí frecuentaba la Iglesia Católica. Luego supe que la habían expulsado los Adventistas.

La verdad es que la quise no poco y aún la extraño. Dentro de lo tórrido de nuestro romance, casualmente Freddy el herrero vecino siempre ponía una estación de radio donde tocaban "El Amor Se Acaba" interpretada por José José, con letra sublime de Manuel Alejandro, que hasta acá se oía y bien clarito. Y yo le decía a Lulu, ya ves? el amor se acaba porque llega a ser rutina la caricia mas divina y hasta la belleza enfada. Nos va a llevar la nave del olvido. A veces la extraño pero a estas alturas de mis sesenta años no estoy seguro siquiera de seguir deseando aquel obscuro objeto del deseo, Perseo. O Fernando Rey, el gÜey que está en la foto de arriba.

Una noche estaba yo acostado en su cama y ella estaba abajo en la sala viendo un capítulo de "Cuéntame Cómo Pasó", cuando en la oscuridad tropical de grillos y chicharras sentí un bicho prendido de mi pié, y bajé las escaleras dando alaridos aterrorizado. Cuando llegué a la sala, Lulu con los ojos bien grandotes me miró estupefacta - qué te pasa?! -  hasta que vimos que no traía ningún bicho; era un curita de tela adhesiva que me había puesto y que se me despegaba. JAJAJAJAJAJ! ambos nos carcajeamos. Tiempo después recordarímos jocosamente el suceso en varias ocasiones JAJAJAJAJAJ - AJ!. Lástima que todo lo que compartimos no pudo haber durado más, como dijera Bob Dylan en su canción You're a Big Girl Now.

La vida tiene sus hilaridades, no? permítaseme desviarme tantito para recordar aquella vez que mi segunda esposa y yo fuimos a San Francisco. Habíamos rentado un carrito compacto en el aeropuerto. Ella y su prima enfrente, y yo iba echado en el asiento de atrás, cuando al doblar una esquina aluciné desde esa perspectiva que un poste de la luz se nos venía encima..YAAAAAAAAAAAAAAAARRGGGGGH! me tapé la cara con los brazos esperando el golpazo. Mi esposa se orilló y paró el auto, y ella y su prima me voltearon a ver asustadas QUE?! Ya les dije.

Pero Lulu.... la cosa con ella era que la imagen que presentaba nada tenía que ver con lo que en realidad era. Puros frentes y fachadas. La mentira hecha mujer. Ostentaba un postgrado dudoso en Sicología por la Universidad de Cuernavaca, pero cuando yo le hablaba de Cuernavaca, donde mi abuela vivió las últimas décadas de su vida Lulu no hacía ningún comentario, aunque sobre otras ciudades que en realidad conocía sí comentaba. Muchas veces lo importante no es lo se dice, si no lo que NO se dice.

En misa todos los Domingos, en primera fila o trepada junto al altar como parte del coro, con sus espectacular escote por delante. Yo, claro, en las raras ocasiones en las que voy a misa, me siento en la última hilera. Me gusta pasar desapercibido, aunque luego me molesto cuando se me ignora.

En misa todos los Domingos, pero mezquina de espíritu, deshonesta, y poco caritativa. Como no le tocó la escuelita de monjas, no conoció lo del exámen de conciencia; el viaje de la culpa. Tampoco sus padres se lo inculcaron, evidentemente. Pero su piel morena me provocaba paroxismos. A veces no me aguantaba las ganas de morderle el brazo estuvieramos donde fuera, en el carro, en un restaurant, o caminando por el centro. A-a-a-y! oye!!, y me daba un manazo.

Una vez nos metimos al mar y luego el aceite de coco con el cual la había enbadurnado hizo que le quedara la piel mas renegrida y yo, ay amá. Pasé muchas horas en su compañía encantado de la vida. Solo que luego salía con sus celos malsanos y lo arruinaba todo.

Como cuando le dije que tenía dos amigas de internet del otro lado del mundo. Hizo un berrinche cuando contacté a una de ellas en su presencia. Mas bien mi amiga me saludó en la red. Lulu salió dando un portazo y se perdió por las cuadras cerca de mi casa. Salí a buscarla y batallé para hacerla regresar. No descansó hasta que hizo que ambas amigas me cortaran, acosándolas cibernéticamente.

Lulu carecía de escrúpulos. También creó e instaló un perfil falso de mi hija en conocida red social para estar espiando y haciendo el mal. Por ahi hizo pública una carta de mi primera esposa, tratando de perjudicar su trámite de emigración, pero esa maldad fue en vano, porque mi ex-esposa ya está donde quería estar. Tenía su lado Medusa, Lulu...
Cuando publiqué aqui un blog (" Anoche, a las tres y media..." ) sobre el aventón que le di en motocicleta a una ebria jovencita cierta madrugada invernal, a las horas recibí un correo amenazador, supuestamente del novio de la joven. Qué casualidad. Era Lulu.

Pero también tenía sus cualidades, ella. Era limpísima. Usaba tanto cloro que yo a veces le decía doña Clorilde. Galones y galones de cloro que me hacía trerle. Su cocina siempre estaba albeante de blanca. Excelente cocinera, hablando de cocina. Amaba a los gatos. Punto a su favor. Estoy seguro que tenía varios puntos más que se me olvidan.

Lulu se ganaba la vida dando clases de Archi-análisis; las "enseñanzas" de Leopoldo September, cuya propuesta básica, me dijo Lulu, era recordar diariamente durante cinco minutos algún suceso grato de la niñez. Que con eso, en nueve meses uno estaría libre de traumas. Así de fácil.

Había un célebre dicharacho atribuído al gurú Leopoldo: "No lo uses para estar mal", que Lulu repetía como mantra. En cierta ocasión, ya hacia el final de nuestra relación, caminábamos por el parquecito del Claustro de Sor Juana. Yo había estado metiéndole cizaña, chínguele y chingue durante varias cuadras, desde el Mercado de San Juan, mofándome de sus charlatanerías. No soy monedita de oro tampoco. Ella se lanzó enojada al contra-ataque, que fue cuando le devolví su querida frase "No me uses para estar mal" . Ella reviró con un sonoro CHINGA TU MADRE MIGUEL!!! Hasta unos polis que platicaban media cuadra mas allá voltearon. Otra pareja peleándose. Mientras no se líen a golpes.

Lulu: con todo, si quieres volvemos a echarnos otro round. Pero no. El amor se acaba.






















lunes, 31 de agosto de 2015

De las greñas donde el Doc See Me

ALGO comí anoche. Creo que fue la carne seca. Estaba tan blandita que ha de haber traído mas conservadores que carne. Desperté, tomé café y comencé a sentirme un poquito mareado. Necio, fui a desayunar al Sanborns y mientras comía sudaba que era una cosa; mis antebrazos dejaron la mesa mojada. Mi pañoleta estaba empapada de tanto enjugarme la cara y el cuello. Dejé el plato a medias y fui a pagar. El señor que estaba enfrente de mi tardaba horrores en terminar su transacción y la cajera se demoraba haciéndole indicaciones a una de las meseras. Yo, más y más nauseabundo. Pagué como pude y fui al baño a vomitar. Me sentí algo mejor, como suele suceder, pero no tenía las energías para irme caminando, asi que tomé un Libre. En la casa me quedé dormido con el ventilador puesto. Ha estado haciendo un calor infernal los últimos días.Varias horas después desperté otra vez y no me sentí del todo bien. Como nudos en el estómago. No pues, al Doc See Me. Es barato y rápido. La única cosa es que te retacan la receta de vitaminas y desinflamatorios, pero nomás hay que comprar el puro antibiótico y aguantarse como los buenos. Bueno, tu; porque yo tengo muchos anti-inflamatorios quedados de otras visitas al Doc. Eso sí; un suerito. Porque con estos calorones está cañón. Cuando llegué al consultorio habían dos personas, asi que yo fui el tercero. Al poco rato entró una travesti muy guapa con la mano en alto envuelta en un trapo sangriento y preguntó que quien era el último. Le dije que yo, pero que le cedía mi lugar porque lo suyo de veras era emergencia. Asintió agradecida. Y yo ahi con los retortijones. Lueguito entra una muchachita gordita con una toalla ceñida al cuerpo como que venía de alguna alberca; va y se mete por el pasillo hasta el baño como Juana en su casa. Cuando sale, al ver que me le quedo viendo emite una risita socarrona como que el ridículo era yo. Sale la gordita y vuelve entrar con otras dos gordas, probablemente una de ellas sería su mamá, y una bola de chamaquillos que empezaron a brincar como pulgas por la sala de espera del cosultorio. Un niño hasta movió la hilera de sillas en la cual yo estaba sentado, con sus brincos y jaloneos. La gordita bañista puso la tambora a todo volúmen en su teléfono. En fin, instalaron ahi su habitat como si estuvieran en la sala de su cocina. Luego la mamagorda, quien lucía una camiseta amarilla con el emblema de Batman, se recorrió hasta el asiento mas próximo al corredor indicando que ella era la siguiente. Me empezó a hervir la sangre y se me agrió el gesto. Pasarían otros quince minutos hasta que salió la travesti, probablemente le suturarían su dedito, y la Batigorda y yo nos paramos al mismo tiempo, pero la hice a un lado y me metí al consultorio. Dispénsame pero perdóname. Luego ya estando sentado yo, Batiesfera abrió la puerta y dijo que ella estaba primero, solo que se quedó afuera tomando el fresco, y que yo la empujé muy groseramente. El doctor bien sabía que esto no era cierto, porque él había entrado y salido un par de veces. Fue a la farmacia a por una vendas para curar a la travesti. Pues ya: qué le adolece señor. Le expliqué. Rapidito me llenó la receta, no serían ni cinco minutos, salí, vi un Libre y lo abordé. No quería quedarme un segundo mas en la cercanía de las gordas. Cuando paramos en otro Doc See Me a surtirla me di cuenta que había perdido la receta! Por apresurado no la alcancé a meter bien en la bolsa del pantalón. Pues a un tercer Doc See Me, porque en ese ya no había doctor, siendo Domingo y las nueve de la noche. Paramos en el See Me de las gordas a ver si encontraba la receta tirada en la banqueta, pero no. En el tercer See Me tenían la puerta abierta y una señora ya mayor, evidentemente la doctora, dijo que en un momento me atendería. Así fue. Tomó mis datos y dijo que me iba a recetar algo contra las amibas! Le dije seño, no tengo amibas. Fíjese que este es el tercer See Me a donde voy, y pero es que pus no me lo va usté a crer, pero perdí la receta. Decía Ciprofloxacina. Pues ya me llenó la receta como yo quería, muchas gracias cuanto fue, y agarré la burra rumbo a mi casa. Vaya aventura. Hice un coraje pero me desaburrí.

Utamadre: no es hasta la mañana siguiente que me vengo dando cuenta que nunca perdí la receta. La traía en la cartera.

miércoles, 19 de agosto de 2015

La última vez que vi a mi tía

Regresé de Querétaro a las puras dos de la tarde. Ella iba bajando las escaleras con la muchachita que la estaba cuidando ese día, un Domingo muy soleado hacia finales de Septiembre. Le dije que nomás me bañaba y las alcanzaba en El Pollo Azul, que era a donde usualmente la tía iba a comer.

Cuando llegué al restaurant ya les estaban sirviendo pozole de pollo, que se veía muy sabroso, pero pedí una ensalada de espinacas, porque la noche anterior había cenado fritangas ya muy tarde, después de haber andado rondando las cantinas del centro de Querétaro con mi amigo el Tiburcio.

Después de comer, acompañé a mi tía a su casa y luego me fui caminando por Insurgentes Sur hasta llegar a Galerías Insurgentes, que es uno de los lugares en esa zona a donde me gusta meterme a matar tiempo. Todavía tengo una lamparita "Mini Mag Lite" que compré ahi en 1999 y que cargo a diario. 

Contrario a los pronósticos de la muchachita de mi tía, empezó a llover cuando salía de la tienda Liverpool. Bajé a la estación del Metro Insurgentes Sur de la nueva y controversial Línea 12 para conocerla. Buy bonita y elegante, toda de mármol gris. Poca gente dentro. De ahi me fui a Mixcoac para llegar a Barranca del Muerto. Llegué empapado a la casa de mi tía.

Según yo iba a descansar un rato para luego volver a salir. Serían las seis de la tarde. Pero me quedé profundamente dormido oyendo la lluvia y los truenos, y no desperté si no hasta las dos de la mañana. Leí hasta que me ganó el sueño otra vez.

En la mañana muy temprano salí a caminar por Revolución en dirección hacia Patriotismo. Había puestos para desayunar en la banquetas. Jugo de naranja, atole, bolillos con tamal, tortas, etc. Me metí a Aurrerá a comprar pan dulce. Le llamé a la muchachita para preguntarle qué pieza le podía llevar, y me dijo que una concha café. Llevé otra concha blanca, unas orejas, y una pieza de pan de muerto, misma que la tía y yo nos dividimos.

Estábamos de vacaciones en Acapulco cuando yo tendría como seis años. La tía me mandó con un encargo a la casa que estaba cerro abajo, pero me congelé y nunca me atreví a cruzar la calle por timidez. Al poco rato salió la tía y me encontró sentado en el jardín, ja ja. "qué pasó?".

Un par de años después, nos fuimos de Mexicali al D.F. en la flamante camioneta Buick Special 1964. Llegamos ya de noche al departamento de mi tío en Reforma 27, y la tía, su hermana, estaba sentada en la sala rodeada de familiares. Lucía un vestido negro y tacones, collar de perlas, y tenía un highball en la mano. Siempre le gustó el escocés.

Si vi a la tía en los diez años siguientes, no me acuerdo. Ah! como no: Septiembre de 1967. Convalecía yo de una hepatitis que me había tenido postrado todo ese verano y me mandaron a descansar a la casa de mi abuela en Cuernavaca. Luego pasé unos días con los primos Bishop en Barranca del Muerto, y un Sábado nos llevó la tía en su Peugeot a las pirámides.

En 1973 viví algunos meses en la casa de mi abuela y la tía bajaba del D.F. con frecuencia a sacarla a comer, y yo ahi iba de colado. Recuerdo desayunos dominicales en el jardín de Las Mañanitas, con flamingos paseándose entre el verdor. La tía tenía mas de 20 sobrinos y yo no era ni con mucho uno de sus favoritos, pero me aceptaba. Digo porque a algunos después no los dejaría ni entrar a su casa.

La he de haber visto de pasadita en los años siguientes, pero que me acuerde bien, no fue si no hasta Mayo de 1989 que me brindó hospitalidad en su piso de San José Insurgentes. Ella tuvo que salir de la ciudad, pero me dejó con las llaves y ahi pasé un par de noches.

Diez años después la visitamos mi hija, mi segunda esposa y yo. Fuimos todos a cenar a Sanborns con mi tío, que vivía enseguida de con ella. A los pocos días organizó el tío unas hamburguesas en el jardín, con cerveza y vino. La pasamos muy contentos en familia. Existen fotos.

Visité a la tía en 2005, 2006, 2011, y en 2012, que fue cuando se cayó subiendo las escaleras. Se puso feo golpe en la cabeza. La fui a ver a la Cruz Roja de Polanco. Ahí estaban Jose Esteban -- otro sobrino-- y la señora Gloria, una amiga. No me reconoció la tía. Me confundió con Jose Esteban. Solo dejaban entrar a una persona a la vez, asi que salí y le dije a Jose Esteban que la tía quería verlo.

Ya para cuando desayunábamos con pan de muerto en Septiembre de 2014 la tía estaba muy ida. No se acordaba de mi nombre a veces. No se acordaba de que lo que siempre comía en el Pollo Azul era el pozole. Por eso no se enfadaba de pedirlo.

Después de desayunar, me fui caminando a San Angel. Había un Internet ahi con señoritas muy serviciales. Es que quería imprimir unas fotos de la Iglesia de la Virgen del Sagrado Corazón, en la esquina de Ayuntamiento y Dolores allá por el Mercado de San Juan, que la tía me había dicho era a donde a mi abuelo le gustaba entrar a veces, cuando no había misa.

Regresé a con mi tía al mediodía y estaba ella sentada en la cocina tomándose un whiskito. Ya no estaba la muchachita, ahora estaba una señora grande cuidándola. Pues hombre, había que celebrar, quien sabe si nos volveríamos a ver, así que saqué de la alacena una botellita de mezcal que tenía yo guardada. Ya nadamás le quedaban dos o tres traguitos. Estuvimos ahi una media hora. Luego le di un beso en el cachete, me paré, saqué mi maleta y me fui.

Murió la tía a los dos meses, tranquila en su cama. Ya no me tocó verla.























miércoles, 5 de agosto de 2015

Mi prima Maria

'WAAAA! WAAAAA! WAAAA! Esa era mi prima Maria a los tres años de edad, en 1978, cuando la conocí en la casa de Acapulco de su papá, mi tío Augusto. Pensé, "...pinche escuincla chiqueada...". No la volví a ver hasta el año antepasado, cuando tocó a la puerta de mi habitación del Hotel Ibis en Derby, Inglaterra. Su toc-toc-toc! me despertó, y al abrir yo la puerta en pijamas, ella me dió un gran abrazo que acepté semi-dormido. Nos quedamos de ver en la cafetería en quince minutos. Habíamos coincidido allí para asistir a la boda de mi hija en el cercano villorrio de Newton Solney.

Mi prima es menudita, simpática, de fácil sonrisa y de admirable desenvolvimiento. O será desenvoltura? pero esto suena como a regalo... Traía a su novio, Pierre, un electricista de Boulogne a quien le gusta recoger choros en la playa y fumar como el proverbial chacuaco. -- el chacuaco es un pájaro, que no?  fumará mucho el pinche pájaro, o qué? -- pues ya, convivimos en la boda. Fue un día muy bonito. Muy soleado.Casualmente ahi en Newton Solney está Repton School, donde Denton Welch, un autor favorito de William Burroughs, estuvo internado. Por ahi anduve husmeando.

Al día siguiente me les pegué a Maria y a Pierre para ir a quedarme con ellos unos días a su depa de Boulogne. Ya encaminados nos agarró la hora del lonche en las inmediaciones de Milton Keynes, y ellos querían comer algo típicamente inglés. Pierre tenía la idea que los inmensamente sosos ingleses, o mejor dicho los sosos ingleses inmensamente, o mas bien los ingleses, inmensamente sosos, no tragaban otra cosa mas que borrego hervido tres veces al día. Ah pos muy fácil, dije. Vamos a por un Pub Lunch. En cualquier pub lo sirven. Bangers and Mash, Shepherd's Pie, Roast Beef. Algo así. Nos aparcamos en el centro de Milton Keynes, un centro atípico: sin iglesia, sin plaza, sin alcaldía. Puras torres residenciales con locales comerciales en la planta baja.

Es que Milton Keynes es una de las así denominadas "New Town", ciudades planeadas y construídas en la década de 1950, muy 'modernas', que pronto pasaron a ser esperpentos diseminados por la campiña inglesa. Caminamos y caminamos y ni un pub vimos. Pues ya nos metimos a un restaurant medio lujosillo que estaba por allí. Brown's, se llamaba.

 Le recomendé a mi prima el Ploughman's Lunch, que en el menú era el único plato tradicional, todo lo demás sonaba a Appleby's, o a TGIF.  El Ploughman's no es mas un sandwich de jamón y queso, como los que sirven en todas partes, nadamás que desmontado. Las rebanadas de jamón por acá, el queso al lado, un pepinillo o un cebollín curtido, y un pan abierto. Los que varían son los condimentos: Branston Pickle, Picalilli. Mostaza Colman's. HP Sauce.

Después de comer corrimos hasta el carro, porque no le habíamos puesto monedas al estacionómetro y vimos que a'i venían acercándose los inspectores. Pronto nos encontramos con la carretera M25, que circunda la mancha urbana de Londres. La tomamos hacia el Este, cruzamos un puente muy alto sobre el Támesis, el Queen Elizabeth II, en Dartford Crossing. Desde allá arriba se divisa la desembocadura del río. Por ahi entraban los Heinkel 111 y los Dornier 17 en 1940. Pasamos por la caseta de cobro. Seguimos luego por la M2 y la A2 hasta llegar a Dover cayendo la tarde.

Había que esperar un rato para el transbordador, así que nos estacionamos en el pueblo y caminamos por ahi. Pierre traía su bolsita de tabaco Camels, que a cada rato sacaba. Me invitó un pitillo que yo mismo forjé. La prima me contó como cuando niña subieron varias veces en familia hasta Dover Castle allá en la punta del cerro.

En un tris cruzamos el Canal de la Mancha, y al entrar a Calais subiendo una rampa exclamé Liberté! Fraternité! Egalité! Maria me dijo que el eslogan se veía bonito en la fachada del edificio municipal, pero que esos ideales ya habían mermado mucho en la belle Fwance desde cuando le cortaron la cabeza a Louis XVI.

En la mañana, Pierre se fue a trabajar bien temprano y Maria salió a un mandado. Me dejó un recado que en poco tiempo regresaba. Yo me sentí como león enjaulado y salí a la calle a ver qué pex. Iban a dar las ocho a.m. y las chavalillas de la secundaria llegaban a la escuela. "Pardon", le dije a una con la cual casi me tropecé. "Pardon monsieur", me contestó. ( "Ah chingao, ya hasta hablo francés yo", me dije. Eso sería todo el francés que hablaría durante mi estancia )

Fui bajando por el pueblo hasta llegar al muelle donde están las pescaderías. Luego subí a la zona comercial pero nomás una cafetería estaba abierta. El señor de la farmacia amenazaba con abrir también. Y el Tabac de la esquina. Me regresé a donde Maria y toqué el timbre. Me dejó entrar y nos echamos un petit dejeuner en la sala, mientras jugábamos con su simpática gatita. Era como siamesa, pero no. Yo sintiéndome muy fontinental, nada que ver con el patán tijuanense de toalavida.

Apenas conociendo a mi prima sentí que conectábamos. Ella es muy sencilla, sin ínfulas de grande dame de la societé, ni nada de eso. Ha casado dos veces, la primera con un soldado español, y la segunda con un hippie francés muy curado que luego ese mismo día me tocaría conocer. Tuvo una hija con el primero y un hijo con el segundo.

Decidió Maria que me iba a llevar a conocer Brujas, la Venecia del Norte, una como disneylandia para todas la edades, donde tienen bonitos canales y arquitectura de los siglos XV, XVI, XVII o por a'i. Ah, y tienen unas gÜerotas con cara de inocencia. Hay una película, "En Brujas" con el actor este, deste...( cuando le pongo el 'deste' significa que fui a google a cerciorarme ) Colin Farrell. Muy entretenida. Si ves la peli ya no tienes que ir hasta Brujas personalmente. Hay una escena afuera de la torre, donde el personaje del Colin les dice a unos turistas gringos muy chonchos, les dice: yo que ustedes no subiría. Por qué no?, le preguntan. Porque son como mil escalones y ustedes están como pinches elefantes. También sale Ralph Fiennes, quien la hace del villano.

Pus ya, le pusimos aire a las llantas del carrito de Maria, y partimos hacia Bélgica. No hay retén aduanero ni de migración. Cualquier pelado puede brincarse el bordo. Todo el paisaje planito, planito. Por ahi pasaron los alemanes durante las dos guerras grandotas del siglo pasado. Llegamos a Brujas con hambre y Maria dijo aqui son famosos los choros. Pues anda pues, comimos choros al vino blanco. Los sirven con papas fritas. Luego tomamos el tour en lancha por los canales. Muy suave. Despues caminamos un buen tramo ahi por todo lo pintoresco.

Al rato paramos en otro restaurant, uno donde el maitre d' parecía almirante de marina, con su uniforme albeante de blanco y sus hombreras de barbitas doradas. Las mesas de afuera estaban casi todas ocupadas, y adentro no había ni un alma. Nos sentamos afuera junto al barandal para ver los torrentes de gente pasar, y pedimos los tradicionales waffles belgas. Mmmmmm se me antojan! Aqui tengo jarabe de agave para que no se me suba tanto l'azucar. Se me hace que me voy a hacer unos hot cakes...luego le sigo con esto....

ppppppppppppppppppppppppppppppppaquippppppppppppppppppppppppptranscurrenpppppppppppp
muchaspppppppppppppppppppppppphorasppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppppp

Mas que de mi prima, esto se trata de puro tragar, estoy viendo. Pero bueno pues. Ya no voy a mencionar nada de comida. Nadamás que compré algunos chocolatitos para regalar.

Ya no voy a mencionar nada de mucho, porque esta narración se aproxima a su fín. Manejamos de regreso a Boulogne, en un crepúsculo neblinoso de sol pálido. Como hora y media de camino. Pasando Calais nos salimos de la carretera a la altura de las canteras de mármol. Maria me quería presentar a su hijo, que estaba quedándose con su papá, quien es propietario de un campamento turístico en la comunidad de Marquise. "Camping des Trolls", se llama. Lo encuentras fácilmente en conocida red social.

Yo soy muy ranchero, no me gusta que me anden presentando a gente que no conozco, pero tanto el hijo como el padre resultaron ser muy buenos. De una pieza ambos. Ni me puse nervioso.Y menos con la cerveza que Niko, que asi se llama el ex, me invitó. Cuando traté de pagar por la chela, me dijo el bato que yo era familia.

Niko es, no estoy seguro, o un hobbit, o un troll, inmerso en Leyendas Nórdicas Odinescas del Yasabrás. Tiene unos juegos de mesa indecifrables e irreconocibles que me dejaron anonadado y estupefacto nomás de verlos. Como damas chinas, pero no. Como deste, backgammon o algo parecido. Estuve muy a gusto el rato que ahi pasamos. Me quedé con ganas de volver.

Ya en Boulogne nos detuvimos a hacer algunas compritas en un súper. Yo me hice de alguna ropa interior y de unos pantalones.  Ah! y de una botella de Calvados. Convivimos un rato en la sala del depa con Pierre, quien me dejó tocar su guitarra, muy parecida a la de Django Reinhardt, con el hoyo en forma de cacahuate. Luego Pierre me obsequió su CD de Exile On Main Street, la versión doble con rolas inéditas. Muy bueno.

A la mañana siguiente Pierre se fue a trabajar y Maria me llevo a tomar el ferry de regreso. Paramos en una tiendita porque yo quería llevarme cigarros de tabaco negro. Luego como teníamos tiempo, Maria me llevó a ver la estatua de Napoleón que está en un acantilado sobre la costa. Está el chapo Napo parado en una columna como de cincuenta metros de altura dándole la espalda a L'Anglaterre.

Me contó mi prima que Bonaparte se quedó ardido porque cuando organizaba una flota de barcazas para llevar su ejército a Inglaterra, cada vez que juntaba unas pocas llegaban los ingleses y se las quemaban! ja ja. Qué Ingleses tan pérfidos. Nunca pudo el Bonny invadirlos.

Por andar turisteando se me fue el barco, pero en una hora salía otro y yo pos cual urgencia. Ahi estuvimos un ratito platicando en la terminal. Me fui encantado de haber conocido a mi prima. Tiene el mismo sentido del humor -- sutil -- que tenía su papá, me di cuenta. A ver cuando vuelvo.























domingo, 2 de agosto de 2015

Católico en recuperación

Ahorita que leía la nota sobre Aldous Huxley en Tecate recherché que en 1962 yo era un parvulito en la primaria del Instituto Progreso de la Colonia Cacho. Malditas monjas, nos ponían a ver películas de lavado de cerebro. Una sobre el calor de las llamas del infierno, así que pórtense bien, si nooo....llegué azorado y le platiqué a mi papá, quien me dijo no les creas, no les creas. Si la religión no es para sufrir...

Hubo otro documental que nos pusieron sobre las atrocidades que por esos tiempos supuestamente estaban cometiendo Fidel Castro y el Che Guevara y sus compinches allá en Cuba. Fusilamientos y otras cosas. Te juro que el chamuco y los comunistas hacían que me cagara de miedo. Textualmente y como lo oyes. Tuve una época como a los siete años de edad, que me cagaba en los calzones. Muchas décadas después la sicóloga me diría que esto se debió a las crueldades que tuvo para conmigo la madrastra que me tocó. Copro-quiensabequé, una enfermedad mental. A lo mejor fue por la combinayshon de las two things.

Había una monja malvada que nos decía que tenía un aparato con el cual nos podía observar cuando estábamos fuera del horario de clases; en la casa, o jugando en la calle, y yo me la creía. Luego a esta misma vieja me la toparía el año siguiente en el Instituto Villafontana de Mexicali! Ahi de veras pensé que me andaba siguiendo con su pinche aparatito...

Yo estaba entre los traviesos, así que era normal que me dieran de reglazos en las manos, o que me hicieran hacer "la sillita de oro"; un castigo en el cual  tenías que recargarte contra la pared en posición de estar sentado como en una silla invisible. Esto lograba que a los pocos minutos se te cansaran los músculos de las piernas, pero tenías que seguir allí inmóvil hasta que lloraras.

En primer grado, cuando me estaban enseñando a escribir -- soy zurdo --  trataba de escribir con la mano izquierda, pero la monja a cargo me cambiaba el lápiz a la mano derecha, que porque la izquierda 'era del demonio'. Mi papá se dió cuenta y fue a hablar muy seriamente con la directora. Luego dejaron de molestarme por eso.

No fue si no hasta el sexto de primaria que por fin me cambiaron a una escuela laica, la María Castro Valenzuela, operada por una directora lesbiana muy obesa, "La Chikis", le decían, creo. No: le decían "La Beba", y tenía a su novia y mano derecha, La Quiensabequién. No me acuerdo.Vivían juntas como a tres casas de mi casa en la Calle Paris. Pero estas mujeres no eran de ningún modo mala onda, y el profe que teníamos en el salón era super-buena onda. Hasta empecé a sacar buenas calificaciones.

Hubo un concurso de ortografía, y yo quedé en segundo lugar. Me ganó la Marugenia, una chica que vivía en la calle de atrás, justamente frente a la escuela. Ella era la más genia ( sí, ya se... ) y aplicada, y tras su bella piel morena yo andaba que cacheteaba el pavimento. Nunca me peló. Snif.  Recuerdo que iba a su casa con el pretexto de enseñarle a su hermanito los pocos acordes de guitarra que me sabía, pero la pinche Maru encerrada en su recámara nunca dio la cara. Mucho menos las destas.

El profe de sexto fue como una brisa fresca de laicismo, cultura, arte, y hasta esoterismo. Que los grandes misterios del Fulcanelli y no se qué... al rato ya andaba yo dibujando pentagramas.

Bueno, empecé a leer "Los Supermachos", de Rius, quien me influenció no poco, y quien fue el que dijo, o uno de sus personajes dibujados dijo, que la biblia era un cuento. Que muy bonito, pero cuento al fin. No pos ya yo, pinches monjas chinguen a su madre y arriba la hoz y el martillo. Me consideré socialista desde los doce hasta como los 35 años de edad, cuando cayó el muro de Berlín. Die Mauer. Muy de 'Viva El Ché', yo. Y todos los demás deste, ora sí que 'íconos' ( con todo y lo que aborrezco este calificativo tan de moda últimamente ) Siqueiros y Diego Rivera y su Frida Sufrida.Y los que tu digas y mandes. La Tania de Alemania muerta en Bolivia. Ho Chi Minh e In HoTep. Los hermanos Flores Magón y los Allman Brothers.

Ahora todo lo que traiga tufo izquierdoso me da hueva, aunque les sigo teniendo un odio visceral a los ricos, a los arribistas y a los destos otros, hombre...a los... y me siento agusto entre el pueblo. En los camiones con la gente, siempre y cuando no vengan escuchando La Invasora.. Aunque me confundan con gabacho, en el sobrerruedas soy feliz. Nadamenos hoy me traje unos pants del tianguis de la Pancho Villa.

Siempre me ha gustado entrar a una iglesia desierta. Ir a misa me da flojera:  Nos sentamos. Nos paramos. Nos hincamos y santiguamos:  porlaseñaldelsantacruzdenuestrosenemigoslibranosseñordiosnuestrootrvezenelnombredelpadredelhijoydelespíritusanto Ahuuúm. Zzzzzzz.....   .

Mi abuela era espiritista cristiana. A mi apá no lo bautizaron, pero en una del últimas conversaciones que tuve con la tía Pita me dijo que a ella sí la bautizaron. En Madrid, que fue donde por azares del destino nació. Pero los mochos, los de adeveras mochos como los que hay allá en Guadalajara y en el Bajío me dan risa.  No, - ja ja ja.

Lo que sí, es que soy Guadalupano ferviente. Al fín la Virgen de Guadalupe se le apareció al indio Juan Diego, no al Arzobispo. Se le apareció al Juandieguito con un recado urgente para el Arzo: " ve y dile a aquél hijo de tal que quiero un templo en el Cerro del Tepeyac". Es mas fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al cielo. Allá estará el San Pedro en el zaguán esperándolos con un garrote.

En resumidas cuentas y pa'cabar pronto, soy mal católico. Apenitas y pertenezco al club. Pero es la religión de mis ancestros, y en honor a ellos es que etc etc per secula seculorum y colorín colorado amén.














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